miércoles, 15 de marzo de 2017

ALFORJAS

Las alforjas que palidecen
en los recovecos de mi
aventado corazón,
un noche tras de otra,
no está cargadas,
sino de tus presentes
imágenes que son perennes.

Y al transcurrir el tiempo,
y llegada ya la desentendida madrugada,
las tachuelas de plata fina,
que las mantienen cerradas,
se convierten en senderos
de transporte de misivas de amor,
de las que yo te envío
y tu me remites con pasión.

José De Benito, marzo de 2017

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