Conjuro
La mañana se sucede con montañas calmas,
Y los corceles que sudan trotando,
Y el vino joven, sin hacer,
Que busca refugio en la buena barrica,
Son mi necesidad de encontrar la ilustración.
El final de mis dedos extendidos,
En busca de la mano,
Y mi forma de mirar sin ver,
De callar a gritos cuando no estás,
Mi deseo de encontrar una cura,
Un dedal y un ratón de porcelana.
Todo es el conjuro de los sabios,
Los que te esconden de mí.
Y yo, desde el terrado me asomo,
Y espero, espero, espero,
Sé que vendrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario