lunes, 12 de diciembre de 2016

El rincón boricua

Recuerdo cuando a media mañana,
Con la guayabera cargada de tereques,
Con los bolsillos llenos de no sé qué cosas,
Me disponía con una calma aprovechada,
A caminar, en dirección al malecón,
Por parar en el rincón boricua
A tomar mi desayuno,
Mi jugo de lechoza y mi
Bocadillo de jamón con queso americano.

Mientras saludaba al boricua,
Veía pasar los muchachos maroteando,
Jugando a cualquier triquiñuela,
Por aprovechar la hora de recreo
De los franciscanos.

Siempre, y a todas horas,
La calle estaba en una explosión de vida,
Los conchos cogiendo bolas en medio de la calle,
Y los jugadores de domino en las aceras
Con sus mesas de tijera, marca Barceló.

Los claxon no cesaban,
Ya para pedir paso, ya los conchos
Por dar bola a los viandantes.

De cuando en cuando, algo de brisa
Enfriaba de nuevo mi guayabera.

Y al rato me devolvía a mi oficina,
Por ver si alguna novedad me esperase.

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