jueves, 6 de octubre de 2016


Carta

 

 

Recordé algún texto leído.

 

Un poema que desprendía

Sobre mi mente imágenes

Que evocaban sensaciones

Íntimamente ligadas a ti.

 

Durante los tiempos en que

Recuerdo aquello leído,

Viene a mi persona la mejor

Sensación de serenidad que

Solo un ser apoyado en un

Sentimiento, desconocido

Antes, una sensación de

Constante y seguro apoyo,

Un pilar en el que he podido,

Por fin serenar una vida,

En peligro constante

De romper la continuidad.

 

De echar por tierra a la persona,

A su posible llegada un día

A puerto.

 

Sin haber sabido

Nunca navegar.

 

Ahora, con la serena y bella

Vida a tu lado, con un leve

Repaso a los años junto a ti,

Desde el momento en que

Decidimos unirnos, con la

Seguridad de pertenecer

A una clase de lámpara

Que puede iluminar

Su propio camino.

 

Dejándose acompañar por

Aquellos amados, sin ponerlos

En riesgo.

 

Una lámpara que quiere

Derrochar generosidad,

Bienestar y el más bello

De los colores en su

Haz de luz.

Mi mayor deseo, como

Pudiera desear la luz

Iluminar la noche,

Es ahora poder hacerte saber

Que tú eres todo lo que

El más necesitado y ambicioso

De los hombres pudiera desear.

 

Sin tener desproporcionadas

Y denostadas ambiciones.

 

Solo por amor y gratitud.

 

Si fuera posible que la arritmia

Manifiesta, que demuestra

Mi comportamiento, se pudiera

Manejar con la razón,

Con la claridad de que

Ya no soy, como un día dijo”,

Ese amigo que me conoce bien:

“Tu eres un lobo solitario”.

 

 

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