sábado, 1 de octubre de 2016


Aquel Caribe

 

Tras recorrer toda la carretera del sur,

Llegamos al lago Enriquillo,

Salimos del carro con idea de estirar las piernas,

De beber algún jugo y refrescarnos.

El calor en el ojo del ciclón era aplastante,

La humedad atrapaba nuestros cuerpos,

Y nuestros ánimos.

Nos dirigimos a la orilla del lago

Por echarnos agua en la cabeza,

Cuando, estando agachados

Se acercaron esos temibles cocodrilos,

Son grandes, la especie del Nilo azul,

La mayor que se conoce.

Hubimos de dar un respingo hacia atrás,

Con el pánico en el cuerpo

Que tal situación produce.

Decidimos que lo mejor sería

Llegarnos hasta Barahona,

Donde hay un hotel antiguo y sin aire,

Aunque sus ábanos refrescaban el sudor.

Tal era el vacío y el calor que el ciclón provocaba,

Que quedamos tendidos en la cama

Agarrados como dos tortolillas.

 

 

 

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