Hada
Deja
que entre en tu regazo,
Que
pueda notar el aroma de tus carnes
De
mujer aparecida, de mujer mágica.
Del
ser que no tiene más equipaje
Que
una mirada y unas manos bellas.
Que
con el lastre por haber repudiado
Al
cobarde, tiene en los arbustos
Y
en las zarzas escondidas,
La
bondad de un hada madrina
Y
la voz de un ángel.
Deja
que pueda aprender de ti,
Recoger
de tu manera de moverte
La
sabiduría desbordada,
Y
la ternura sin fin.
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