martes, 14 de marzo de 2017

LA NIÑA Y EL AGUA
Ser todo es ser tú,
inspiración​ para mis lágrimas
que fluyen como agua de labios,
un torrente de cristal
invisible y desbocado
en la penumbra y en el ocaso;
recíprocas voluntades
empeñadas en la ancestral
sabiduría del tiempo.​
Volver a las desidias,
empañar esos cristales,
reírnos de los mansos
mientras duermen
en la hierba que bebe del agua.
Volver a ser nosotros,
imagen de los muertos,
vivos en el amor
o en la esperanza o en el agua.
El agua bebe agua,
niña de colores,
con la bata verde y rosa
a comprar pan
la manda su madre
libre como la espuma
en la orilla del agua.
Dos deseos hay en su cara,
en sus manos una barca
sin más timón que la añoranza
escondida bajo sus bragas
olvidadas sobre la almohada.
Dame agua para mi sed
o dame besos a la esperanza;
si quieres comprar la luna
volaremos a horcajadas
en la estela de nuestra piel.
Nadie desnuda tu alba
a las cinco de la mañana;
las luces se fugaron con la luna,
a las cinco de la mañana,
sin avisarte de cuán sola estabas.
Cada hora, una campana
inclina la balanza del destino
no más allá de las cinco;
cada toque bajo las sábanas,
o ser tú o ser nada.
MMMM

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