sábado, 28 de enero de 2017


Acantilado onírico

Cae la mañana
Al caer la mañana,
Bajo un sol generoso y espléndido,
Me dirijo, de vuelta de la ciudad,
Hacia mi pueblo, que tiene playa.

Para llegar a él,
Una carretera me lleva,
Atravesando un natural acantilado,
El aire es allí tonificante,
Mis ojos ven, antes del horizonte,
Una figura,
La de una idílica mujer, que
No sé si está asomada en el firmamento,
O tal vez en mi mente que flota,
Entre el balsámico mar y mi corazón.

Por asegurarme, me levanto la visera del casco,
Y a la entrada al túnel,
Me doy cuenta de que tú estás, verdaderamente,
En el horizonte, en el firmamento,
En mi mente, en mi corazón,
Y en el tonificante viaje permanentemente.

 

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