lunes, 10 de octubre de 2016


 

 

 

 

Testigo

 

 

 

Se presenta extenuado por haber buscado

Entre la neblina de la mente

Y el temporal ajeno.

 

Yace en la orilla de la mar serena

Con el testigo en la mano arañada

Y suplica con mirada perdida,

Con los ojos negros y la boca profunda,

Con la boca oscurecida por el grito constante.

 

El  alma de bien que le coja la señal

Que tanto daño le ha hecho

Tanto tiempo.

 

Porque nunca pudo separarse del tiempo

Durante su cambio de lugar

Mientras buscaba donde cambiar de color

La pieza de entrega.

 

 

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