sábado, 8 de octubre de 2016


Los canes cantores

 

 

 

 

El panadero hubo de salir de su horno,

Horno muy cercano al de San Miguel,

Donde se echaba las siestas Don Abundio

Con sus perros que estudiaban

La lengua persa.

 

Salía aterrado pidiendo auxilio,

Pues el descerebrado veterinario,

El que sanaba al maestro de

Los canes políglotos,

Queriendo remedar

Las siestas del hombre

Con traje de amianto,

Y con levadura en grano

Bajo el guardapolvo,

Se asomó por ver el pan

Encendido, abrasándose

Los cabellos y el traje de pana.
 
 
 
 
 

 

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