CUÉNTAME
Nunca seré
fuerte como para soportar
los golpes de pecho
que me da desde dentro el corazón,
en el instante en que las luces de mi mente
se asoman a la penumbra de la duda,
justo ahora, me dices ¡cuéntame!
y quedo preñada de silencios
al ver que yo también
necesito respuestas.
Respuestas que no encuentro
en las palabras sordas
que pronuncia el alma
a través de tus dedos y los míos,
ausentes de tacto de caricias,
inconscientes.
Estupefacta la noche
acude nuevamente
a quebrarse sobre mis párpados
irritados,
mientras un sonido de relojes en desuso
me anuncia que el día termina,
que ya se vendió en la plaza todo el pescado,
que poco o nada puedo hacer por intentar
que tu noche y la mía sean la misma.
Ana Birlanga Bellod. (Octubre 2016)
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