Conocedor
Se preguntaba si las tablas macizas,
Tendidas bajo el frescor del zaguán,
Serían el apoyo que deseó siempre.
Se preguntaba si era ese el verdadero
Deseo.
Quiso saber, con el ansia de un jugador
Que busca con codicia el triunfo
En el juego, donde encontraría
Ese lugar de apoyo que, después de
Tanto velar por su encuentro,
Y creer de forma obsesa,
Que le daría el descanso definitivo.
Más nunca observó serenamente
Que nada de lo que había anhelado,
Que nada de todo aquello deseado,
Que nada de lo que creía permanentemente
Necesario encontrar,
Nada de todo ello existía, sino
Dentro de sí mismo.
Y tampoco supo jamás donde encontrarse.
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