domingo, 18 de septiembre de 2016

SOBREDOSIS

Fueron cuatro versos más de lo esperado,
sólo cuatro,
el alba no parió luceros esa madrugada,...
ni las gotas vivas tuvieron lugar entre las hojas,
mudos los gallos y flácidas sus alas,
neutros los aromas,
oscuros los tonos,
mares ausentes de estelas y gaviotas rasantes,
el sol se ahogó en el horizonte,
sólo la escarcha hizo presencia como velo
sobre sus pupilas gastadas,
las teclas que dieron vida a sus letras
presas ya bajo su frente rota,
la M inicia una secuencia infinita de lamentos
en el transcurso de esos cuatro versos
que le sobraron a su corazón herido,
y que sólo leyó su alma.

Ana Birlanga Bellod (Septiembre 2016)

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