Este poema se lo escribí a mi mujer, Berenice, hace ya algunos años
Berenice
Tantas las vueltas del tiovivo de mi cabeza.
Tantos los años girando en torno a sí.
Tantos paseos universales buscando
Tantas veces desesperado.
Lejos.
Tantos los años girando en torno a sí.
Tantos paseos universales buscando
Tantas veces desesperado.
Lejos.
Lejos del mundo.
Lejos del que sabía verdadero, mas huía.
Lejos de lo querido, por miedo
A mí mismo.
Lejos del que sabía verdadero, mas huía.
Lejos de lo querido, por miedo
A mí mismo.
Mucho el dolor y la angustia.
Muchos días de soledad.
Muchos reproches en mi línea de flotación,
En el borde de mi mente.
Muchos días de soledad.
Muchos reproches en mi línea de flotación,
En el borde de mi mente.
Cuánta belleza apareció contigo. Toda.
Cuánta la luz que me arrojaste. Cuánta.
Cuánto allanaste el camino.
Cuánto veo ahora, y cuán bello.
Cuánta la luz que me arrojaste. Cuánta.
Cuánto allanaste el camino.
Cuánto veo ahora, y cuán bello.
Me has dado el amor.
Me has sufrido
Hasta el día en que moría.
Cuánto bien, Berenice.
Me has sufrido
Hasta el día en que moría.
Cuánto bien, Berenice.
Hubiera dejado un día
Que me llevara la corriente
Y tú quisiste quererme. Gracias,
Berenice, amor.
Que me llevara la corriente
Y tú quisiste quererme. Gracias,
Berenice, amor.
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