Condenado a la vida me tienes muerte,
condenado a vivir,
lo dijiste de frente y a voces.
Con malas maneras te conduces,
con saña de cebas y gritas, si gritas.
Crees que soy solo un hombre sometido,
crees que hablaste claro suficiente.
No, tu no eres nadie,
mis temores y mis dudas
yo me los creo,
tu solo los alimentas.
Y eres por demás perversa, muerte.
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