domingo, 2 de agosto de 2015

Carta a bocajarro
Has movido tus pupilas encantadas
Como quien quiere saber si puede
Ver lo que siempre ha deseado.
Has mirado pausadamente, y serena,
La nube inmensa, repleta de objetos invisibles,
Los que te han tenido presa y sujeta.
Al color sanguina que presenta en
Las primeras oleadas hacia la noche,
Con el poder que solo tiene aquel
Que puede ocultar la presencia del sol.
Tú has visto la nube, su color discreto,
El bárbaro reflejo que remite al
Interpretar los últimos rayos de sol.
Posees la ecléctica capacidad
De entender la luz del sol y no
Lamentar la oscuridad siguiente.
Dominas la belleza que solo
Es patrimonio de
Aquel que sabe interpretarla.
Conoces la poderosa influencia
De la extraordinaria variación de
Los astros sobre las vidas múltiples.
Tú eres la presencia constante
En los seres afortunados.
Tus pupilas son, en fin, parte de
La mayor demostración de que
La fantástica belleza absoluta y real,
Existe.
¿Existe realmente?
Como existe el anhelo.
Como es auténtica
La serena belleza
Con que te trasladas.

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