Y les dije a los del casino
Que no eras sino un amigo teñido de añil,
Que tus ímpetus y ademanes,
No eran sino las de una muestra
Del desgaste por las inclemencias del tiempo.
Y pasé por alto que quisiste,
Con tus formas habituales,
Vestidas con capa,
Dejar esa huella que repruebo,
En la faz de mis amigos.
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