Después de morir
Recurréntemente te sobrevienes a mí
Muerte que eres la imagen,
El dolor, el bienestar, la mudanza a otra casa,
El cambio de luz, el distinto tono
En la voz de mis más queridas personas.
Me pregunto Teresa, fiel a mi derecha,
Por qué el banco era de madera,
Rociado de nogalina con brocha de cabra,
Y no puedo saber, por qué
Habiendo tanta gente en la sala de estar,
Solo recuerdo las caras de algunos,
Sin poder ubicarlos, pues constantemente
Cambiaban de color y posición.
En cuanto a la chimenea frente a mí,
Era un adorno de madera caoba,
Y en los laterales, estanterías
Hasta un techo que mentía,
Pues los libros no acababan nunca
Y la estantería la estaba poniendo yo,
Sin acabar,
Pues era desde la escalera dibujada,
Desde donde podía ver tantas personas
Desconocidas durante toda mi vida.
Muerte que eres la imagen,
El dolor, el bienestar, la mudanza a otra casa,
El cambio de luz, el distinto tono
En la voz de mis más queridas personas.
Me pregunto Teresa, fiel a mi derecha,
Por qué el banco era de madera,
Rociado de nogalina con brocha de cabra,
Y no puedo saber, por qué
Habiendo tanta gente en la sala de estar,
Solo recuerdo las caras de algunos,
Sin poder ubicarlos, pues constantemente
Cambiaban de color y posición.
En cuanto a la chimenea frente a mí,
Era un adorno de madera caoba,
Y en los laterales, estanterías
Hasta un techo que mentía,
Pues los libros no acababan nunca
Y la estantería la estaba poniendo yo,
Sin acabar,
Pues era desde la escalera dibujada,
Desde donde podía ver tantas personas
Desconocidas durante toda mi vida.
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