Ademanes
Bajo el sonido de una cigarra,
De un silbido del mirlo,
De una maravillosa tropa de cabras montesas
Y de un arpa que se oye como el rompeolas de tus parpados.
Bajo los ojos en los que tu mirada suena a nubes
Que al pasar embelesan mis oídos con su humedad insólita.
Bajo las fantásticas y amadas rosas rojas,
Que suenan a mujer querida y a miradas perdidas.
Bajo la entrada de la cerrada morada de los misereres,
Que cuentan fábulas con ecos alargados.
Bajo tus ademanes de mujer franca,
Que suenan a música de sabor y sabiduría añejos.
Bajo tus sentimientos, en fin.
Bajo tus pensamientos que
Quisiera que sonasen a nombre de un paciente muchacho,
Que espera con la tranquilidad de un sabio,
La que tú le transmitiste un día.
Bajo todo ello estoy sentado,
Con las ideas paradas,
A la espera de que ese enorme conjunto de
Fascinantes cualidades y conjunto de virtudes
Y tu feminidad absoluta, caigan sobre mí.
Y se vea creada en mi mente
La mejor de las sinfonías que pudiese tocar para ti.
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