martes, 2 de mayo de 2017




Solía tener más años que
el cocodrilo de mi jardín,
hasta que mi mundo del otro lado
se coló directamente encima,
justo en los espejos del baño,
vi la cara del más grande de todos.
Entretanto busqué
nombres de peces y
se los di a comer,
luego tomé unas gotas de agua
y traduje sus idiomas a otros que
se asemejaran más al mío.
De una manera que desconozco,
jamás le conté a nadie ese secreto.


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