viernes, 13 de marzo de 2015

Ella

Recuerdo que en los días sábado,
Nos juntábamos en el pinarcillo,
Para pasar la tarde entre tirarnos por la roca tobogán,
Comer pipas sentados en los bancos del bohío,
Contarnos con complicidad manifiesta,
Y con picardía, si ella me gustaba a mí,
Si no era cierto, porque a ella
Le gustaba el hijo de Juanito el taxista.
A mí me gustaba con locura
La hija de Don Abundio, el dueño de
La fábrica de cerveza.
Y de esa forma fuimos creciendo.
En una ocasión me encontré en la ciudad
Con la hija de Don Abundio.
Estaba casada con el hijo de un notario,
Tenía varios hijos y aburrimiento notable









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