Las mujeres han sido siempre, desde muy niño, un referente y una prioridad en mi vida, durante ella he cubierto muchas etapas, como es lógico, y como creo que ocurre en la vida de los demás. La vida transcurre por etapas que cambian en el tiempo por muy distintos motivos, casi siempre coyunturales, y con un gran componente de azar.
Ya con solo cuatro años estaba perdidamente enamorado de “la señorita Maite”, una preciosa joven de una gran belleza, muy cariñosa y sabia. Ella era para mí el modelo de comportamiento, de actitud, de educación, de sensibilidad, ella era algo perfecto desde el punto de vista de un parvulario enamorado.
A partir de entonces, sin que fuese una cosa planificada, o producto de una reflexión sobre ello, en mi vida empezaron ha aparecer mujeres, con las que tuve una relación de amor, una sensación de admiración, cada una de ellas, en su momento, se convertía en mí referente, en mí modelo a seguir, y así empezaron, a medida que crecía, a marcar los pasos de mi vida, marcando en ella con su forma de ser las etapas que daban los cambios futuros.
Mirando en retrospectiva, puedo ver con lucidez extrema a cada una de las que han sido un personaje de la máxima importancia en mis pensamientos, en mis decisiones, en mis distintas etapas vividas, en muchas de mis decisiones importantes, incluso han influido en el punto de fuga desde el que yo dibujaba mi vida.
Puedo recordar a cuantas han sido realmente importantes en mi devenir, en mi sucesión de vivencias fundamentales, porque a todas ellas de alguna forma las he amado. Cada una me ha enseñado a amar de forma distinta, ha apreciar y entender el amor y con ello la forma de entender la forma de vivir. Cada una de ellas me ha enseñado algo que nunca antes había conocido.
Por otra parte, al ser tan necesaria y bella mi relación con ellas, en mis peores momentos, que como todas las personas (supongo) he tenido, siempre ha aparecido uno de esos enamoramientos de una maravillosa mujer, que me ha devuelto las ganas de ponerme de nuevo en pie y continuar, continuar con ilusión renovada.
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